sábado, 28 de enero de 2012

Yo contra los domingos

No puedo con las órdenes, con las obligaciones no elegidas, aquellas que carecen de compromiso, las rutinas impuestas, y ya de paso me cuesta entender a la gente que perdió el cerebro y la dignidad por el camino, no soporto los cepos que intentan aprisionar mi alma de loba salvaje. Echo de menos la noche en el bosque, los aullidos a la luna llena, mis instintos están más vivos que nunca, y sin embargo , mi amado bosque se encuentra demasiado lejos. Me cuesta tanto habitar entre humanos ... yo no pertenezco a su comunidad. ¿Cómo se puede sobrevivir salvaguardando nuestro auténtico espíritu? Quizás por eso no me gustan los domingos, ni las rutinas impuestas. La gente en general tiende a viciar los rituales ajenos, que tan maravillosos y necesarios son al menos para mí, y supongo que para muchas personas más. En estos tiempos todo transcurre demasiado rápido, se pierde la humanidad y nos volvemos autómatas presas de la inmediatez. No todo tiene que ser ahora, olvidamos los procesos naturales de las cosas. No caben sustitutivos ni sucedáneos cuando se espera lo auténtico. No hay más remedio que atesorar y andar el transcurso conveniente para ello. No hay que desesperar cuando se espera. Mientras llega la cosecha, preparemos el granero, mientras tanto que se fastidien los domingos y todo lo que conllevan, porque sin pretenderlo, me traen recuerdos de viejas rutinas que deberían permanecer olvidadas para siempre.

2 comentarios:

  1. Miraló por el lado bueno cuñi, la rutina de un domingo cada "x" tiempo, tampoco es para tanto. ¡Habrá que consolarse con algo! Cuidaté

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    1. Es algo más que los domingos, es el panorama general que nos ha tocado vivir. La gente está asustada, un poco de revolución pacífica no vendría nada mal. Me parece que vivo un momento equivocado.....

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