viernes, 17 de febrero de 2012

Metas lejanas

No voy despacio, es que mi meta está lejos y tengo que recorrer mucho más camino que el de otras personas. A veces parece que se pierde el sentido y entonces opto por mirar hacia atrás y ver todo lo que llevo a las espaldas, y pienso que ya me queda menos, que la meta no es tan lejana. Quizás no exista más que mi interior, quizás me ha tocado estar errante toda mi vida, porque hay cosas que sólo se aprenden con el transcurso del tiempo, y sus cómputos no son los nuestros. Seguro que mi espíritu tiene que templarse, y eso sólo lo forja el tiempo sin perder de vista el momento presente. Tengo algún que otro problema para deshacer la madeja del tiempo, entiendo que todo conlleva una trayectoria, una maduración y que mientras tanto debo contentarme con lo inmediato. Considero que así se escapan muchas cosas que aún no han tomado forma y que habitan en el futuro, sí sólo estoy pendiente de inmediato perecerán y entonces ya no habrá metas, no habrá esperanza, por eso necesito andar hacia mi meta lejana. Nunca me parecerá suficiente, añoraré a los que se quedaron en el camino, y al final se que estarán todos aquellos que son importantes. Es necesaria le espera y perderse de vez en cuando, porque de lo contrario no existe la posibilidad de descubrimiento. Necesito vislumbrar el reencuentro final y darte en persona un abrazo pendiente de trece años, no me basta con sentirte, hay momentos que necesito una conversación contigo, aunque siempre, en mis sueños, arropas esta alma inquieta que anhela como nunca tu presencia sin interrupciones.

domingo, 12 de febrero de 2012

El tiempo siempre alcanza

El tiempo siempre alcanza, no importa dónde te escondas, siempre lo abarca todo. No obstante hay que aguardar su labor porque no trabaja según nuestros cómputos. Ha llegado el momento de la memoria y descubro que mi pasado ha quedado lejano, y tu presencia, ya no puede competir, está desdibujada, ha perdido los contornos de la realidad, se esfuma, es como una niebla efímera que ya no me ciega. Ahora miro hacia delante y veo a lo lejos el principio de un gran amanecer. Hace tanto que la oscuridad ha dejado de envolverme que me había olvidado de la claridad que tanto agradece mi espíritu. Te contemplo a lo lejos y eres una copia tétrica de lo que pudo haber sido, y que no puede ser porque se escapa a tu naturaleza. Te gustan los vericuetos del vértigo más absurdo. Ya no estoy a tu alcance, encontré mi refugio interior, alguien me tocó el corazón, y yo no tuve miedo, porque en el fondo era a él al que esperaba, no a ti. Espero que sepas navegar por las tempestades que dominaron tu vida. Yo ya llegué a puerto, mi época de refugiada errante cesó. Ya no necesito esconder mi naturaleza de loba salvaje, hay alguien que no teme mis garras, que admira mi belleza y sabe curar mis heridas cuando lo necesito. Ya no tengo que marcar mi territorio, porque hay un compañero que lo respeta, que es noble y no necesita ir de caza para recomponer un espíritu inerte. El tiempo ya te alcanzó y de paso liberó de cadenas este corazón sediento.